Comentario
El nuevo Senado elegido por Vespasiano y Tito incluía a muchos provinciales del Occidente y a otros hombres nuevos seleccionados entre las oligarquías urbanas de Italia. Vespasiano deseaba contar con unos buenos cuadros de hombres capaces y honrados para gestionar con eficacia la administración central. A partir de ahora, los senadores de origen hispano, procedentes en su mayor parte de la Bética y del este de la Citerior, constituyen un auténtico clan con gran peso en el Senado. Se encuentran bien individualizados al aparecer muchos de ellos en los documentos de Tibur, actual Tívoli, donde ejercían cargos en la administración civil y religiosa de la ciudad por tener allí gran parte de sus propiedades. La presión política de ese grupo, ya bien consolidado, permite comprender la elección posterior de dos emperadores de origen hispano, Trajano y Adriano.
Si las relaciones entre el emperador y el Senado fueron buenas durante los primeros Flavios, los autores antiguos insisten en la represión de senadores bajo Domiciano. No pueden negarse datos sobre condenas de senadores al destierro o a muerte como en los peores tiempos de algunos Julio-Claudios. Esos hechos fueron agriando las relaciones del Senado con Domiciano y condujeron finalmente al asesinato de Domiciano en el 96, hecho en el que colaboraron algunos senadores, y a que el Senado decretara la damnatio memoriae del emperador. En virtud de esa damnatio, se hicieron desaparecer todas las estatuas de Domiciano así como fue borrado su nombre de todos los monumentos públicos.
Cuando se analiza el resto de la obra política y administrativa de Domiciano, se comprueba que continuó la línea de su padre y de su hermano. ¿Por qué esa oposición senatorial? Creemos que se han tomado de modo muy literal las afirmaciones de los autores antiguos sobre esta relación entre el Senado y Domiciano, que nos presentan al emperador con tintes semejantes a los referidos a Calígula o a los malos años de Nerón. Todos los indicios hacen pensar que nos encontramos ante un fenómeno social que se ha dado en otras épocas: los nuevos senadores elegidos por Vespasiano y Tito fueron fieles por gratitud y por ser nuevos. Pero esas mismas familias senatoriales tendieron a reproducirse endogámicamente y su posición de privilegio económico, social y administrativo terminó llevándoles a exigir mayores cuotas de participación política; por lo mismo, no se debe aceptar la versión sobre el resentimiento de Domiciano por haber sido postergado a su hermano mayor, ni la de su carácter despótico. El cambio real no estaba en el emperador sino en los senadores. El intentar mantener la misma línea política de su padre era suficiente para que surgiera una oposición.
Ese cuadro de relaciones tensas entre Domiciano y los senadores tuvo un punto de partida en la rebelión de Antonio Saturnino, legado de la Germania Superior (88-89). El endurecimiento de Domiciano con los senadores se manifiesta sistemáticamente a partir del 92. En el estado de tensión, otros senadores fieles manifestaban su adhesión al emperador atribuyéndole títulos de dominus et deus, lo que ha sido interpretado por la tradición historiográfica senatorial como el deseo del príncipe de ser así reconocido por todas las capas del Imperio.
Otro rasgo del gran viraje de los Flavios se manifiesta en el apoyo prestado a los caballeros, quienes sustituyeron a los libertos imperiales en todos los altos cargos de la administración central. Siguió habiendo un gran número de libertos imperiales pero siempre ocupando puestos subordinados a los caballeros. Así, las oficinas centrales -auténticos Ministerios- (ab epistulis, a rationibus,...) y las procuratelas provinciales para el cobro de impuestos eran ocupadas por caballeros. Éstos eran reclutados también en ciudades itálicas y provinciales, mayoritariamente en las de Occidente. La eficacia demostrada les podía hacer merecedores de responsabilidades que tenían vetadas en razón de su rango a través del procedimiento institucionalizado ahora de la adlectio. En virtud de la adlectio, el emperador convalidaba grados en la escala senatorial cuando deseaba promocionar a un caballero o agilizar la carrera de un senador. Ello se formula en los textos epigráficos como adlectus inter quaestorios, inter tribunicios, inter pretorios, inter consulares; era frecuente la convalidación de uno o dos escalones en la carrera, rara vez del conjunto de los mismos en una persona.
Además de asignar funciones específicas para senadores y caballeros, Vespasiano pretendió infundir en ambos grupos el aprecio de su dignidad ante la sociedad. Podrían referirse a Augusto o a Tiberio las palabras de Suetonio (Vesp., XI) sobre Vespasiano: "El libertinaje y el lujo se habían incrementado al no ser reprimidos por nadie. Hizo que el Senado decretara que toda mujer que mantuviera relaciones sexuales con un esclavo ajeno a su casa seria considerada como una esclava y que los usureros que prestaban a los hijos de familia no tuvieran el derecho de exigir sus créditos ni siquiera después de muertos sus padres". Suetonio refleja un viejo cuadro de libertad sexual y de formas de vida por encima de las posibilidades económicas familiares.